En un momento la marea se calmó, se aplacaron las turbulencias y quedaron a la vista las pozas verdes y profundas entre las rocas.
Vanidad de pescador, le pedí a Hugo que me hiciera una fotografía pescando entre las rocas, cuando estuvo listo me dio la señal y lancé la pequeña XRAP en una poza de fondo arenoso, un simple trámite, no bien cayó cuando una inconfundible picada me tomó por sorpresa, el tan buscado lenguado matutino se hacía presente en el tiro del estribo.

Un simpático ejemplar de casi tres kilos que había cedido a la tentación probar la pequeña Rapala tricolor.