Corvinas
de buen tamaño se sucedían a veces con pocos minutos de intervalo,
alternados también con piques furtivos, el mar parecía en ebullición
por encima y por debajo, la espuma cubriendo los pozones, el cielo abriéndose
y el sol iluminando la transparencia verde.
Gino desde el otro extremo de la playa venía corriendo a fotografiar
cada nueva presa mientras Hugo insistía entre los pozones con sus señuelos
mágicos
Devolvimos todas menos una, que constituyó el cebiche que necesitábamos
para acompañar una botellita de "Soviñón"
que el Doc encontró por ahí.